Las primeras reacciones a la salida del Reino Unido de la Unión Europea fueron las siguientes:

Aumento de la incertidumbre en las esferas política, económica y financiera.

Los mercados de activos reaccionaron con caídas muy abultadas. El desplome de las bolsas internacionales fue generalizado: en Reino Unido la caída alcanzó el 3%, en la eurozona el 9% y en España el 12%.

El Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra, entre otros, anunciaron que proporcionarán tanta liquidez al sistema financiero como sea necesario.

A su vez, los principales bancos centrales se mostraron cautos ante la situación del mercado y mantuvieron sin cambios sus políticas monetarias. En particular:

El BCE anunció el comienzo del programa de compra de bonos corporativos y de la primera subasta de liquidez a muy largo plazo (TLTRO II). Además, elevó por primera vez en un año sus proyecciones de crecimiento y de inflación para el 2016, pero las mantuvo prácticamente sin cambios para 2017 y 2018.

La Reserva Federal (Fed) rebajó ligeramente sus previsiones de crecimiento del PIB, así como el ritmo previsto de subidas de tipos y su nivel de largo plazo.

A nivel nacional, el resultado electoral tras las elecciones generales en España refuerza la posición del Partido Popular, mientras que el Partido Socialista se mantiene como segunda fuerza política. Sin embargo, la configuración del arco político sigue estando marcada por la elevada fragmentación parlamentaria y la dificultad de formación de gobierno.