Arranque de año turbulento en los mercados financieros, ¿preludio de algo más grave?

Las cotizaciones de las bolsas y del petróleo han empezado el año con fuertes retrocesos, lo que ha traído recuerdos de fases anteriores de alta volatilidad (en especial, la del grave episodio de 2008-2009) y ha generado una fuerte especulación sobre cuáles son los factores que subyacen a este arranque bajista: el auténtico estado de forma de China, el desplome del petróleo o la posibilidad de un empeoramiento apreciable del crecimiento mundial.

Síntomas, dudas y temores

¿Están fundamentados los temores sobre una recesión a nivel mundial?
¿O se trata de una de esas situaciones en la que se puede aplicar la afirmación de Paul Samuelson de que la bolsa anticipa nueve de cada cinco recesiones?

China, preocupación principal

El dato del PIB de China del cuarto trimestre de 2015 (6,8% interanual, similar al 6,9% del tercer trimestre) sugiere que el proceso de reequilibrio del crecimiento (con mayor protagonismo del consumo y menor de la inversión) está siendo suave y acorde con lo deseado (el Gobierno chino, de hecho, marcó un objetivo del 7% anual para 2015, apenas una décima más de lo efectivamente registrado).

Si, además, se le suma el hecho de que el margen de política económica existente en China es amplio, las dudas sobre China parecen excesivas, algo que no se puede afirmar de otros emergentes (en particular, Turquía, Rusia, Brasil y Sudáfrica), cuyos desequilibrios macroeconómicos sí que justifican la preocupación que suscitan entre los inversores.

EE.UU. y Europa: a velocidad de crucero

Existen discrepancias para las grandes economías avanzadas entre la situación macroeconómica de fondo y la evolución de los mercados financieros. El crecimiento de EE.UU. y la eurozona mantiene una velocidad de crucero razonable.

Esto apunta a que los fuertes descensos en las bolsas respectivas pueden ser el resultado de una lectura sesgada a la baja de la coyuntura macroeconómica.
Así, y a pesar de que al final de año el crecimiento se ralentizó, la economía estadounidense creció en 2015 un 2,4%, una cifra algo superior a su crecimiento potencial, tesitura que se repetirá en 2016 (crecimiento esperado del 2,3%). En este contexto, la Reserva Federal (Fed) reafirma su estrategia de política monetaria de subidas paulatinas. Con todo, cabe reconocer que mantiene un tono cauto, amparándose en la necesidad de seguir con atención la evolución de la escena financiera internacional. Por otro lado, es preciso mencionar que, a diferencia de lo ocurrido en anteriores episodios de risk-off, la capacidad de la Fed para sostener el sentimiento inversor es ahora más limitada. Ello cobra especial relevancia dado el contexto actual de volatilidad y ausencia de catalizadores positivos en los mercados globales.
En la eurozona, los datos más recientes certifican que la expansión, sin ser extraordinaria, se ha consolidado en los últimos meses y que su ritmo se mantuvo en el final de 2015. Aunque algunos indicadores de sentimiento económico han acusado la mayor incertidumbre del entorno económico y han bajado algo a principios de 2016, sus niveles actuales apuntan a que la economía de la eurozona ha iniciado 2016 en fase expansiva. El Banco Central Europeo (BCE) no modificó su política monetaria en enero, pero, a diferencia de su homólogo estadounidense, se mostró más sensible a la incertidumbre económica y financiera reinante y abrió la puerta a relajar aún más su política monetaria en marzo. Además de las turbulencias generadas por la incertidumbre sobre el crecimiento mundial, las dudas en torno a la capacidad de pago de la deuda de mayor riesgo emitida por algunas entidades bancarias europeas se erigió como otro foco de volatilidad adicional. No obstante, la reacción de los inversores obedece más al clima de aversión elevada que a un cuestionamiento de fondo sobre la solvencia del sector bancario.

Previsiones de mejora del crecimiento

Sin restar importancia al episodio de ajuste de cotizaciones de las últimas semanas, una lectura objetiva de los fundamentos macroeconómicos globales no parece compatible con una probabilidad elevada de recesión mundial.

Ciertamente, las perspectivas son más inciertas que en meses pasados, pero no cabe olvidar que las previsiones que manejan la mayoría de analistas, incluyendo las elaboradas por CaixaBank Research, apuntan a una aceleración moderada del crecimiento mundial gracias al mantenimiento del ritmo en las economías avanzadas y a la mejora en los emergentes. Cuanto antes se confirme esta visión entre los inversores, menores serán los daños que el repunte de la volatilidad e incertidumbre puedan acabar teniendo en la economía real.